Inspirada en un frame del videoclip Rap Sin Corte XIV de Foyone, esta obra destaca por el realismo del rostro y el dedo en primer plano, que desafía al espectador rompiendo la perspectiva. La precisión del óleo contrasta con las pinceladas sueltas del fondo, creando una atmósfera envolvente. «El arte no es mío, yo soy del arte» — un homenaje pictórico que transforma lo efímero en algo eterno.